Cuando observamos una conducta sexual promiscua, un deseo insaciable en una mujer, solemos decir que es una ninfómana, y cuando observamos esa misma promiscuidad en un hombre, decimos que es un sátiro. Para definir a ambos, actualmente está aceptado llamarse: hipersexual.
La gran mayoría de los casos, son comportamientos que transcurren en época de adolescencia y juventud, se tornan pasajeros hasta que encuentran un “equilibrio” por si mismos, se resuelven generalmente con el encuentro de una pareja estable o simplemente disminuye el apetito sexual “desmesurado” de manera natural, concediéndoles más un factor social que biológico.
Los casos de hipersexualidad de famosos como Michael Douglas y su mujer Catherine Z. Jones, que han tenido que pasar por tratamientos psicológicos en varias ocasiones, son más comunes de lo que creemos y descubren la realidad de la hipersexualidad, siendo un tema bastante estudiado, desde principios del siglo XX, con Sigmund Freud a la cabeza, describiendo sus síntomas, precursor de lo que actualmente llamamos Sexología.
El hipersexual no acaba siendo un adicto al sexo por norma, pero si suele terminar en el ámbito más cercano al mundo del sexo, convirtiéndose en su mayor afición: prostíbulos, sexo ocasional, zoofilia, etc. Y en los casos más graves, como el del famoso antes referido, convirtiéndose en un adicto compulsivo, cuando ni siquiera practicando sexo se satisface, deseando terminar ya para follar con la siguiente “de turno”.
Cuando se convierte en adicción, su tratamiento es igual de complejo que cualquier otro síntoma de enfermedad psicológica y se considera que sólo 2 de cada 100 que la padecen son mujeres, así que hay muchas menos ninfómanas que sátiros. Quizás por eso se considera una enfermedad “social”, pues si fuese alguna anomalía somática, se supone que la cantidad de casos serían similares entre hombres y mujeres.
Lo más peligroso es que afectan a las relaciones afectivas, tanto en lo laboral, familiar, amistades, etc. Si observas que se está convirtiendo en tu máxima prioridad, que no dejas de pensar en ningún momento nada más que en saciar tu apetito sexual, quizás tengas síntomas de hipersexualidad. Aprender a dominarse, encontrar el equilibrio, es una disciplina que debemos procurar, no solamente en este caso, sino en todo en nuestra vida.